Hace tres años el Partido Acción Nacional (PAN) le quitó la supremacía del Congreso local al tricolor, al obtener 16 curules de mayoría relativa (de 22); además cuatro plurinominales (de 14), adjudicándose el control de la Junta de Coordinación Política (con 20 diputados), que es el órgano que maneja, administra, dispone y manda en el Poder Legislativo estatal.

Los 11 diputados priistas (cinco uninominales y seis de representación proporcional), por tanto, no han figurado en el escenario parlamentario (por falta de quórum), así como los dos de Nueva Alianza (Panal), un apartidista y otro par --que dice defender las causas del Movimiento Ciudadano (MC) y Movimiento Regeneración Nacional (Morena)--, aunque cual veletas acaten instrucciones del alto mando para votar en favor o en contra de iniciativas.

El dominio cameral lo ejerció desde iniciada la LXIII Legislatura y hasta el 31 de enero de 2018 Carlos Alberto García González alias ‘El Chito’ y en la actualidad lo ostenta Glafiro Salinas Mendiola quien tampoco es garantía de nada, porque hasta en su propia bancada lo cuestionan por conducir los quehaceres camerales erróneamente.

De los 36 diputados actuales, al menos 13 asoman clara disposición a ser relectos.

Pero ninguno ha podido convencer a ‘sus representados’ de votar otra vez por ellos, ya que durante su ejercicio se olvidaron de visitar los distritos donde se sufragó no en favor suyo, sino en contra de la devaluada ‘familia revolucionaria’.

La prueba más clara, es que ningún legislador, de los seis membretes representados en el Congreso, tiene hoy el apoyo ciudadano distrital, pero, por conveniencia propia, le apuestan al voto estructural (el también llamado corporativo), que tradicionalmente es el que determina la elección, llamada intermedia.

Hacia el interior de los membretes con registro oficial (solamente tres), sin embargo, hay interés especial por el proceso, porque de los resultados dependería el rumbo que transitaría Tamaulipas.

Me explico elucubrando tres escenarios:

1) Si el albiceleste lograra conservar la mayoría legislativa, todos los planes y proyectos gubernamentales podrían cumplirse;

2) ¡Ah! pero si Morena asumiera el control cameral el jefe del Ejecutivo estatal estaría prácticamente maniatado, porque amén de la presión federal tendría obstáculos para desarrollar sus propios proyectos; y

3) En caso de compartir las posiciones camerales los tres partidos con registro oficial, habría también una cena de negros, porque ninguno dejaría manipularse, en aras al relevo sexenal, así que cada uno se vendería caro.

Por tanto, al membrete que más le interesa abrir el proceso para que a las casillas acuda la sociedad civil es Morena, aunque no cuente con gente con capacidad de convocatoria y siga apostándole a su propia marca, que, por cierto, se ha desmembrado por los desaciertos del tabasqueño y de los colaboradores suyos que no han entendido que ahora son Gobierno y ya no oposición.

Acá en Tamaulipas la franquicia Morena está todavía en pañales.

Y eso mismo les permite al PAN y PRI diseñar estrategias electorales, si acaso pretendieran, el primero conservar el dominio legislativo, y, el otro, seguir teniendo presencia en el Congreso.

Por fortuna, dicen por ahí, el acuerdo que el exgobernador pudo pactar para ‘entregar’ el poder político del estado ya caducó (obviamente hablo de Egidio Torre Cantú), y eso me hace suponer que en lo sucesivo la Auditoría Superior del Estado, le fincaría responsabilidades, por el deplorable saqueo de las arcas públicas.

Tanto a él como a su parentela y prestanombres ocasionales.

Aporte

La división política-electoral del estado marca 22 distritos en el ámbito local y, sin embargo, el grueso de la población muestra desidia (justificada), para ubicar dónde le tocará sufragar.

De ahí mi aportación:

Distritos 1, 2 y 3 tienen cabecera en Nuevo Laredo (ahí el PAN ganó la contienda en 2016); 4, 5, 6 y 7 (Reynosa), donde también la representación es albiceleste; 9 (Río Bravo), en poder del Panal el 9; el 8, 10, 11 y 12 (Matamoros) los representa el tricolor; el 13 (San Fernando) en manos del PAN; el 14 (Victoria), es priista, y el 15 (igual acá, en Victoria) lo ostenta el PAN; como el 16 (Xicoténcatl), 17 (Mante), 18 (Altamira), 19 (Miramar), 20 (Ciudad Madero) y los 21 y 22 (de Tampico).

Empero, el escenario es incierto (esta vez), aunque haya la presunción albiceleste de repetir la dosis.

Por esto:

1. a) Hace tres años, el entonces gobernador (Egidio Torre Cantú) operó en contra del tricolor, aun cuando arribó a la gubernatura (por ser hermano del inolvidable Rodolfo) cobijado por el PRI; y
2. b) El hartazgo ciudadano hacia el régimen gubernamental (ejercido por Egidio), que sometió en crisis profunda al estado.

Sobre el particular, se especula aún que Egidio traicionó al PRI porque así aseguraba impunidad para él y su parentela, dada su tendencia política, que por cierto durante años disfrazó con piel de oveja, mientras maquinaba cómo enriquecerse.

Lo cierto es que ya estamos en el umbral electoral.

Y, por lo que se ve, será ésta una contienda de pronóstico reservado.

Mancha electoral

La razón personal que adujo Miguel Ángel Chávez García, al renunciar a la presidencia del Instituto Electoral de Tamaulipas (Ietam), en pleno proceso, es tan respetable como la suspicacia de que se retiró ante la presión de ser obligado a actuar parcialmente en la contienda.

Obviamente sólo él sabe la razón cierta de su renuncia, aduciendo que lo hizo por razones de salud.

Sin embargo, priva en el ambiente la duda.

Y eso mismo mancha el proceso.

Da lugar a suspicacias. Al rumor malsano. Y elucubraciones, tomando en cuenta que su retiro se dio precisamente a los cuatro meses del proceso para renovar el Congreso local.

Al relevo entra por dos meses María de los Ángeles Quintero Rentería, en calidad de interina --designada por el Instituto Nacional Electoral (INE)--, quien tendrá bajo su responsabilidad el quehacer administrativo del Ietam y cedería los trastos a un presidente sustituto, previa elección, lo que indica a botepronto hasta finales de abril o principios de marzo, habría un nuevo árbitro oficial de la contienda.

De cualquier forma, las autoridades electorales del estado determinan, a su libre arbitrio, las reglas del juego, como observa con el anuncio de que el Ietam intervendrá en la designación de diputados plurinominales para así garantizar la equidad de género --pronunciamiento de la consejera Nohemí Arguello Sosa--, lo que me hace pensar que el ‘ido’ no se fue por razón médica, sino presionado.

En fin, el baile con, sin y a pesar de jueces, ya está por iniciar.

E-m@il

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Juan Sánchez Mendoza

Ha ejercido el periodismo durante más de tres décadas, alcanzado premios estatales en dos ocasiones; autor del libro "68. Tiempo de hablar"(que refiere pormenores del memorable movimiento estudiantil); autor de ensayos literarios; y reportero de investigación de tiempo completo, acá en territorio nacional y más allá de nuestras fronteras y del continente americano.